MEDICINA DIGITAL: EL PACIENTE 2.0

La medicina digital se está asentando en nuestra sociedad a pasos agigantados ofreciéndonos una serie de ventajas, pues aporta soluciones inmediatas, a corto plazo, ante situaciones que no son urgentes o graves. Al mismo tiempo permite que el profesional de la salud se anticipe a un problema que se puede tornar serio o mantener un seguimiento diario de nuestras constantes.

 

Este tipo de medicina implica a cada paciente por separado, bien a distancia o presencialmente. La información sobre él, sus consultas, su historial y todo lo relacionado con su salud, se encuentran almacenados en plataformas de cloud computing (servicios en la nube) estando de esta manera disponibles a través de múltiples dispositivos digitales. Un ejemplo de ello sería el de un paciente diabético o con hipertensión. Portando el primero un sensor en su brazo y el segundo una pulsera inteligente capaz de medir su ritmo cardíaco, son alertados mediante la llegada de una notificación a sus móviles por un nivel de azúcar no aceptable o por una arritmia o subida del ritmo cardíaco peligrosa, incluso antes de llegarla a sentir, pues los parámetros marcados darán lugar a ello. 

 

Toda la información registrada mediante los dispositivos sensorizados es recogida por nuestro servicio de salud. Esto es así, ya que, a través de una app instalada en nuestro Smartphone, nuestros datos pasarán a formar parte de nuestro historial médico y, si hubiera algún problema con sus resultados, sería nuestro médico quien se anticiparía a ponerse en contacto con nosotros asegurándose de que todo va bien o, al contrario, tras unos datos no buenos, seríamos nosotros quienes llamaríamos al Centro de Salud para que tramitaran una citación con el médico oportuno en vista de los datos recogidos.

  

Del mismo modo, ante la realización de rutinarias analíticas, cualquier otra prueba de revisión o estudio de los especialistas, nuestro médico podrá añadir nuevos valores a nuestro historial médico. 

 

Puede que nos parezca lejano, pero la realidad es que cuando menos lo esperemos, nuestro médico no sólo nos recetará medicamentos, sino también aplicaciones.

 

¿Sabías que los Smartphone pueden sustituir a estetoscopios, tensiómetros y escáneres?

 

Numerosas pruebas son ya las que pueden digitalizarse a través de nuestros teléfonos móviles: medición de la presión arterial, electro y ecocardiogramas, análisis de sangre, revisiones de oído, … ellas son solo un ejemplo de las muchas acciones que ya se pueden realizar mediante sensores y software de nuestros dispositivos.

 

Con los datos de cada persona que sufriera un tipo de dolencia que pudiera ser controlada digitalmente, la suma de sus datos y la de todos los pacientes haría que su cantidad se tornara inmensa. Eso provocaría la aparición de una red de aprendizaje donde obtener patrones que nos permitirían anticipar enfermedades futuras o, incluso, recibir tratamientos personalizados para una mayor y pronta mejora.

  

Todos estos avances médicos, unidos a aspectos cotidianos de autocuidados (alimentación, deportes, medicación…) nos permiten sacar el máximo partido a las nuevas tecnologías en favor de la salud.